Wednesday, July 02, 2008

¡Sos un yow!
Blogs, fotologs, “redes de amigos”: en Internet el show de las personalidades define nuevos tipos de ser alguien.
La intimidad como espectáculo,
Paula Sibilia – Fondo de Cultura Económica

No sabemos de qué estamos participando. Las transformaciones más profundas son silenciosas, decía Nietzsche –aunque las advirtamos de pronto-, y hoy somos la carne de mutaciones que, al galope de las tecnologías que suprimen el tiempo entre los espacios, renuevan los modos de ser humanos a mayor velocidad de lo que pueden ser interpretadas e incluso registradas. Pero Sibilia (antropóloga argentina residente en Río) no se resigna. Y encuentra que los blogs (y flogs), en el uso que los masifica sin cesar, continúan la cuantiosa tradición del género de diario personal, pero como una versión muy distinta de lo mismo: allí donde solía haber cerraduras para proteger la intimidad bajo llave del mundo, de los otros, actualmente hay una exposición instantánea, en la que se extingue el sentido del relato de sí para sí.
El yo (construcción histórica como toda forma psíquica) es efecto de un relato, recuerda Sibilia. Pero ¿quién relata? Simplificando alevosa pero utilitariamente, en la antigüedad la polis donaba existencia (de allí que los nombres arraigaran en ellas, como “Tales de Mileto”), Dios fue fuente y fundamento largo tiempo y hasta hace no mucho los Estados Nación instituían a los cuerpos como ciudadanos. Pero la posmodernidad se predica “crisis de los grandes relatos”: los individuos quedaron angustiosamente liberados de aquella coordinación central de los lugares sociales que determinaba función y sentido a la existencia de cada quién. Era en rigor dicha coordinación la que otorgaba membresía, no es casualmente contemporánea la figura de los “excluidos”.
La exclusión en esta sociedad-espectáculo (giro de Guy Debord también usado en el librito de La Mosca y la sopa) no es sólo económica sino también del mundo de la imagen: el condenado a ver sin recibir miradas. Si cada vez proliferan más los auto-relatos en pantalla, las superficies virtuales donde mostrarse y contarse, donde realizar la puesta en escena de yo, es porque por exponerse pasa ser alguien. Hasta hace un par de generaciones, “la interioridad era el núcleo esencial e inexpugnable de la personalidad”. Hoy, dice Sibilia, la intimidad se refuncionaliza como materia prima de la espectacularización.
Gran parte del “desarrollo de contenidos por parte de los usuarios” (definición de la Web 2.0) consiste en esta publicitación de lo privado, “en paralelo a la creciente privatización del espacio público”. Como ese espacio está por otra parte saturado de imágenes y mensajes que nos interpelan como receptores, valorizar las herramientas que permiten constituirse como emisores parece coherente con la racionalidad ambiente. El yo en oferta y el consumo de los otros: el espesor de la existencia se mide en visitas diarias.

Agustín J. Valle
Publicado en Rolling Stone de Junio